A finales de los años 50, el veterano entrenador de atletismo, Bill Bowerman, se sentía insatisfecho con los modelos disponibles de tenis de correr con clavos, pues estaban confeccionados con materiales pesados como cuero y metal. Como resultado de esto, se obsesionó con quitarle gramos a los tenis para ayudar a los runners a restar segundos a sus tiempos. Su búsqueda terminó por redefinir los tenis de atléticos.
Antes de esa hazaña, el impulso y la curiosidad incansables de Bowerman precipitaron una serie de logros diversos. Nació en 1911 en Portland, Oregón y destacó como atleta mientras estudiaba en la Universidad del mismo nombre y, más tarde, fue reconocido como entrenador de fútbol americano y de atletismo en la escuela preparatoria. Combatió en la Segunda Guerra Mundial y regresó como un héroe condecorado. En 1948, Bowerman regresó a su alma mater universitaria y, durante sus 24 años en el cargo, logró que la universidad ganara cuatro títulos de atletismo de la Asociación Nacional de Atletas Colegiados (National Collegiate Athletic Association, NCAA) y entrenó a 16 runners de millas de menos de cuatro minutos. Además, introdujo la práctica del jogging en la comunidad de Eugene en los años 60, lo que contribuyó a desatar un fenómeno nacional; además fue entrenador olímpico de atletismo de Estados Unidos en 1972.